Winehouse

Tristemente falleció esta chica, y yo sin haberla escuchado. Mi amigo el sonidista me interrumpe en una conversación y me pregunta: «pará, ¿conocés a Amy Winehouse?», «sí, claro», «murió». De más está mencionar el morbo (natural, por cierto) de títulos como «Amy Winehouse se unió al Club 27», en alusión a la edad de su muerte, ya bastante compartida con otros músicos. Y de más también está hablar de lo difícil y escandalosa que era su vida. Así que lo que me propuse fue simplemente escuchar su música, que es lo que, después de todo, perdura.

Acorde a mi metodología obsesiva, escuché antes que nada su primer disco, que la lanzó a la fama  a la edad de 20 años (y uno piensa, ¿qué hice yo a los 20 años?). Me pareció que Frank (2003), como mínimo, tiene un sonido muy particular, entre clásico y muy 2000. La voz de esta mujer era realmente sorprendente, y contrariamente al prejuicio que tenía, tiene algunas baladas muy suaves y románticas, como (There is) No Greater Love, que combinan muy bien, en contraste, con algunos temas más oscuros que utilizan, por ejemplo bases de hip-hop (In My Bed). Por otro lado, quiero destacar que el disco tiene mucho clima, que todavía estoy tratando de descifrar (¿una especie de calurosa noche urbana con olor a sexo y cerveza?).

Escuchar el segundo disco, Back to Black (2006), a continuación directa de Frank es bastante divertido, porque el contraste es llamativo. Es como si a la primera Amy Winehouse le hubiesen puesto picante, o se hubiera adentrado en sí misma, sacando lo que al principio solo se esbozaba. Arranca con Rehab, y me sentí en un terreno más familiar, siendo un gran éxito de su época. Después sigue con sus bases hip-hop y sus melodías extrañas, pero hasta su voz es diferente. Es más grave y más enérgica, y esto aporta muchísimo. En general este disco es muchísimo más inspirado y potente que el anterior, y lo recomiendo ampliamente.

Más allá del estilo de esta cantante, que tal vez no coincide plenamente con mis gustos, me parece que se hizo claramente notable en su década repleta de poca música. Y más allá de su propio sufrimiento, me llena de lástima que, como de tantos otros, nos perdamos sus próximos discos.

2 comentarios

  1. Vos sabés que yo no era un gran fanático de Amy Winehouse, pero me shockeó tanto cuando me enteré que se murió que me puse a escuchar sus placas.

    Me dio mucha bronca lo que decís, ver que habían hashtags como #27club o #conspiracion27 como TT en TW Arg. Pero bueno, todos viven la muerte de una forma diferente, es bueno que alguien apriete un botón de pausa y diga «Hey, paren, qué está pasando?».

    Señal que podemos razonar.

    Saludos, muy bueno tu blog!!!

  2. ¡Gracias, Ricardo!
    En su momento había leído en un blog de La Nación (no recuerdo cuál, debería haberlo guardado) que en este tipo de figuras públicas la muerte es una parte integral de su función social. De alguna manera, que lo rockeros mueren para recordarnos que estamos vivos, y en ese sentido son las ofertas de sacrificio de la sociedad actual. Una idea que puede aportar.
    Saludos.

Replica a Ricardo Ortiz (@richmza on Twitter) Cancelar la respuesta